El medio ambiente y la Economía del Comportamiento

En esta entrada trataré el tema del medio ambiente y ahondaré a mayor profundidad en varias interrogantes identificadas por investigadores y hacedores de política pública que están relacionadas con la Economía del Comportamiento (BE). Asimismo, presentaré unos cuantos problemas que actualmente vemos y varias soluciones que ya están en marcha para disminuir o acabar con estas complicaciones. Por último, consideraré retos adicionales en el tema del medio ambiente y los dejaré con una idea que sonará muy atrevida e inclusive pienso que a muchos de ustedes no les gustará.

Empecemos considerando el marco dentro del cual pretendo nos podamos desenvolver a lo largo de este escrito.

En la literatura económica existen varios juegos de cooperación que describen situaciones reales donde los seres humanos decidimos y aunque queramos hacerlo de la mejor manera posible, no siempre es este el caso. Uno de los tantos juegos de cooperación que hay es el diseñado por Jack Hirshleifer, economista estadounidense y profesor en la Universidad de California publicado en 1983. Imaginen que se encuentran en una isla dividida en 4 partes (visualicen una pizza con forma circular cortada en 4 rebanadas) (1).

Imaginen que están sobre una de estas partes y hay otras 3 personas, cada una, en una parte idéntica a la de ustedes. Debido al cambio climático la probabilidad de que un tsunami de proporciones mortales se dé es cada vez más alta. Ante esta situación ustedes y las otras tres personas, a falta de gobierno, concluyen de manera independiente construir, cada quien, un muro que prevendrá que la isla se inunde y los cuatro mueran. Este muro, para aquellos que les gustan los detalles, se pensó rodearía la isla y así prevendría que el agua entrara por cualquiera de las 4 partes.

Veamos un poco de Teoría de Juegos:

En este juego de cooperación tienen que tomar una decisión. Deben elegir el nivel de esfuerzo que incorporarán a la construcción de su respectiva parte del muro, bajo el entendido que entre mayor nivel de esfuerzo más costo les representará. Para hacerlo más sencillo, digamos que el nivel de esfuerzo se traduce en la altura que este muro pueda tener. Es decir, a mayor nivel de esfuerzo mayor altura del muro. Asumamos que los 4 (ustedes y las 3 personas restantes) tienen, potencialmente, el mismo nivel de esfuerzo a su disposición. Dicho de otro modo, los 4 jugadores eligen entre 0 y 100 por ciento de esfuerzo donde el 0 y el 100 por ciento es lo mismo para los cuatro; ninguno puede esforzarse en un 110 por ciento o esforzarse en un -10 por ciento. Así pues, si deciden incorporar el 100 por ciento de esfuerzo y hacer el muro lo más alto posible entonces habrán cooperado en el nivel máximo disponible y se habrán asegurado que por su parte no entre el agua. Sin embargo, si sólo uno de sus respectivos cohabitantes decide incorporar un nivel de esfuerzo de 70 por ciento (por nombrar un número menor al 100 por ciento) mientras que los 3 restantes (incluidos ustedes) incorporan un nivel de esfuerzo del 100 por ciento, todo el esfuerzo colectivo no habrá valido la pena ya que el agua entrará por la parte donde el esfuerzo no fue 100 por ciento y todos morirán. Cabe recalcar que en este juego no existe comunicación entre los participantes ni oportunidad de tomar represalias en contra de algún participante y mucho menos acercarse a un participante para pedirle de favor que construya su muro un poco más alto para que no se inunde la isla. También quiero recordarles que sólo tienen la capacidad de construir el muro y no tienen los medios suficientes ni necesarios para escapar de la isla.

Les pregunto, ¿qué nivel de esfuerzo elegirían para este juego? Tómense unos minutos para razonarlo antes de continuar leyendo.

 

¡Ya sé!, todos quieren vivir y piensan que el tsunami será una realidad eventualmente y así todos construyen el muro lo más alto posible, suena lógico ¿cierto?

 

En teoría este juego de cooperación tiene dos soluciones. La primera es que todos cooperan incorporando el nivel máximo y la segunda es que nadie construye el muro y todos mueren. (2) Probablemente estarán pensando, pero ¡¿cómo?! ¿Cómo es que una de las soluciones es que la gente no construya el muro lo más alto posible y prefiera morir a causa de un tsunami, aún y cuando se tiene una solución para prevenirlo? Tal vez no sea tan clara esta decisión si consideramos que sólo son 4 participantes los que juegan, pero ¿qué pensarían si en vez de 4 participantes son 100, o, peor aún, 130 millones de personas las que están jugando? Aunque todos tengan la misma elección que tomar, entre mayor sea el número de personas que están jugando, se puede pensar que es más difícil lograr que todos cooperen con el 100 por ciento y todos construyan el muro lo más alto posible para que la isla no se inunde. Este razonamiento se basa en algunas justificaciones tales como:

1) es más difícil coordinar a las personas

2) es más difícil encontrar quién decide incorporar un nivel de esfuerzo inferior al máximo (identificar al free rider) (3), entre otras.

¿Estamos entonces ante una situación irreparable? Muchos podrán decir que sí, pero mi labor es convencerlos de lo contrario.

Pensemos que estamos en la misma situación de hace unos instantes. Nos encontramos en una isla con cohabitantes y debemos decidir el nivel de esfuerzo para construir, por nuestro bien, un muro que permita bloquear el tsunami. En este escenario, a diferencia del pasado, es permitido coordinar esfuerzos, colaborar con los demás participantes, imponer castigos en caso de que el nivel de esfuerzo de otro participante no sea del 100 por ciento, pero sobre todo es permitido ponerse de acuerdo. ¿Creen ustedes que este nuevo escenario hará alguna diferencia y así evitaremos que la isla se inunde?

En este problema de coordinación se ha encontrado que, permitir que pequeños grupos de personas puedan hablar, y sobre todo puedan ponerse de acuerdo antes de jugar sobre qué es lo que harán, ayuda a conseguir un nivel de coordinación más alto (4). De igual manera, hay otros autores que mencionan que permitir que la gente pueda castigar, entiéndase imponer castigos a los participantes que deciden incorporar un nivel de esfuerzo del 70 o 30 o 10 por ciento, resulta en que el nivel de cooperación y esfuerzo aumente (5). Esto último nos deja como aprendizaje que permitir que la gente se comunique, se castigue y se ponga de acuerdo puede resultar en un incremento del nivel de esfuerzo (6). Estos mecanismos no son los únicos ya que hay otros que pueden incrementar el nivel de cooperación en este tipo de juegos y que se basan en conceptos de la psicología como el framing (7). Este concepto condiciona el escenario o juego (puede ser con el nombre que se le pone al juego u otros mecanismos) con tal de aludir a nociones de la mente humana, tales como la culpa y la reciprocidad.  

En los problemas relacionados con el medio ambiente se ha planteado analizar por medio de estos juegos las distintas decisiones que los seres humanos tomamos día a día. Decisiones como separar la basura, limitar nuestro consumo de ciertos productos, decidir colocar paneles solares en nuestros hogares, dejar de utilizar nuestro automóvil y tomar el transporte público, invertir recursos públicos en la instalación de plantas eólicas para la generación de energía, entre muchas otras acciones que nos permitirán mantener nuestra isla a flote. El veredicto hasta ahora no ha sido favorable ya que por lo general la gente no logra cooperar y por lo regular se requieren intervenciones que incrementen la contribución de las personas. Aquí es donde quiero dirigir su atención hacia la importancia que tiene el buen diseño de estas intervenciones y sobre todo como la Economía del Comportamiento nos ayudará a lograr varios objetivos personales y colectivos.

Un tema en el cual todos estamos involucrados es en la separación de basura dentro de nuestros hogares. Uno de tantos problemas que tenemos como sociedad es que no logramos separar la basura y a partir de ahí se desencadena una serie de circunstancias que, en algunos casos, se pueden traducir en altos niveles de contaminación, malos olores y enfermedades (8). Si analizamos a los países miembros de la OCDE nos daremos cuenta que en México, por ejemplo, y con base en las últimas cifras oficiales disponibles, el porcentaje de basura que termina en vertederos o rellenos sanitarios es del 95 por ciento (9) mientras que en países como Austria, Japón, Alemania o Noruega, este nivel no rebasa el 5 por ciento. No pretendo adentrarme aún más en este subtema porque entiendo las complicaciones que se pueden derivar del mismo y no es mi intención resolverlas ni mucho menos. Lo he traído a colación ya que es relevante visualizar y sobre todo estudiar por qué países como Noruega y México difieren tanto en este y otros indicadores.

Uno de los conflictos que quiero resaltar es que en México y Noruega la cooperación por parte de los ciudadanos para separar la basura es diferente. A juicio personal la diferencia no radica en un aspecto cultural ni en una cuestión de indiferencia; sin embargo, para afirmarlo deben realizarse más estudios. Un ejemplo que me llama mucho la atención es que para los habitantes de Oslo, la capital de Noruega, es relativamente sencillo separar la basura. Es decir, separar la basura no resulta en un proceso largo, incomprensible y muchas veces tedioso. Una herramienta que utilizan para lograrlo es un folleto disponible en todos los hogares donde se distingue fácilmente en dónde va cada residuo (10) ¿A qué quiero llegar con este último punto? En ocasiones podemos escuchar en varios medios de comunicación masiva y por parte de varios referentes públicos que el problema que tenemos en nuestros países latinoamericanos es un problema cultural o de otra índole.

A diferencia de estas opiniones, la mía considera, más bien, que muchas veces tenemos intervenciones incompletas (entiéndase políticas públicas incompletas). Es por esto que sería interesante analizar y estudiar en la Ciudad de México o en alguna otra urbe de Latinoamérica qué impacto tendría una intervención de este tipo, donde se pudiera conocer, entre otras cosas, si un folleto puede generar resultados positivos (11) y en qué magnitud. No quiero acabar sin antes mencionar que todo el sistema de basura en cualquier lugar tiene varios componentes y la separación de ésta es tan sólo uno de tantos. No obstante, si ideamos un sistema donde se facilite la separación de la basura (12) y se cumpla el objetivo de separarla correctamente, ayudado de estos mecanismos de bajo costo, entonces empezaremos a identificar los problemas de los demás componentes y trataremos de atenderlos bajo la misma filosofía de BE.

Para terminar quiero dejarlos con una idea bastante interesante pero no por eso fácil de asimilar. De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) la ganadería mundial representa el 14.5 por ciento de todas las emisiones de efecto invernadero (13). Para sorpresa de muchos de ustedes estimados lectores, las actividades relacionadas con la ganadería provocan gran parte de lo que hoy conocemos como calentamiento global. Es por esto que organizaciones como la FAO y otros investigadores académicos, así como organismos públicos de países europeos, han sugerido algunas soluciones que van desde acciones extremas como eliminar el consumo de carne, pollo y pescado de nuestras dietas hasta incorporar etiquetas en nuestros alimentos que nos ayuden a tomar decisiones más responsables con nuestro medio ambiente y sobre todo con las generaciones futuras (14).

No dejo de pensar lo interesante que es ver cómo la Economía del Comportamiento puede aportar algunas conclusiones preliminares sobre problemas de cooperación hacia un fin común. En este caso el fin común se llama, mitigar o, preferentemente, eliminar la elevación de la temperatura de la tierra para que esto nos permita subsistir como raza humana. Si bien, tanto el consumo de productos ganaderos o la separación de basura representan tan sólo un componente más de esto que llamamos medio ambiente y sus derivados, si no hacemos algo pronto puede ser que no nos dé tiempo ni siquiera de construir un muro. Nuestro futuro como especie en este planeta depende de múltiples factores, unos más complejos que otros. Al respecto, quiero asegurarles que la Economía del Comportamiento estará ahí para ayudarnos, ya sea con folletos, con buen diseño, con políticas públicas completas, con herramientas como el framing o los nudges. Sin embargo, y repito, si todos como sociedad decidimos no cooperar con nuestro máximo esfuerzo (entiéndase, entre otras cosas, reducir nuestro consumo de productos ganaderos), entonces lo más probable es que tengamos un futuro donde ni siquiera instrumentos tan sencillos como los que he nombrado nos puedan auxiliar a enfrentar este tsunami llamado calentamiento global.

Adrian Vargas.

(1) Para un mejor entendimiento del ejemplo les recomiendo leer la primera página del paper del Dr. Hirshleifer. Nótense las diferencias aquí escritas con el ejemplo original.
(2) Para aquellos interesados en las definiciones formales, estos dos resultados son los Equilibrios de Nash.
(3) Ver: Welfare Economics and the Theory of the State de William Baumol.
(4) Ver: Self-Serving Cheap Talk: A Test of Aumann’s Conjecture de Gary Charness.
(5) Ver: Cooperation and Punishment in Public Goods Experiments de Ernst Fehr y Simon Gächter.
(6) Es de llamar la atención cómo podemos castigar a otros inclusive si eso sólo nos genera costos más no beneficios. En este ejemplo, por el contrario, el beneficio esperado de castigar a otros participantes es que sus habitantes no mueran.
(7) Ver: The framing of games and the psychology of play de Martin Dufwenberg, Simon Gächter y Heike Hennig-Schmidt.
(8) Ver: http://www.greenpeace.org/mexico/es/Campanas/Toxicos/basura-cero/
(9) Ver: Environment at a Glance 2015: OECD Indicators pp. 50, Figure 1.31 Municipal waste disposal and recovery shares, 2013 or latest.
(10) Ver: http://pilestredetpark.no/?nid=4502. El folleto solamente está disponible en noruego; sin embargo, los invito a observar qué tan fácil puede resultar diseñar un buen folleto tal que ayude a cumplir los objetivos, en este caso, de separar la basura correctamente inclusive para aquellos que no hablamos noruego.
(11) Existe literatura económica que así lo sugiere. Para mayor información, aunque no del tema exacto, les recomiendo ver: Social norms and energy conservation de Hunt Allcott.
(12) Para los que están interesados en este contenido les dejo una nota relacionada sobre un caso en Oslo: https://waste-management-world.com/a/oslos-colourful-solution-to-waste-management
(13) Ver: Tackling climate change through livestock – A global assessment of emissions and mitigation opportunities de Gerber, P.J., et al. (FAO).
(14) Ver: Help the climate, change your diet: A cross-sectional study on how to involve consumers in a transition to low-carbon society de Joop de Boer, et al. y Climate benefits of changing diet de Elke Stehfest, et al., así como Guidelines for a healthy diet: the ecological perspective del Concejo de la Salud Pública de los Países Bajos.

 

 

 

 

Adrián VargasComentario