AUTOCONTROL Y COMPRAS COMPULSIVAS

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De seguro en alguna oportunidad de tu vida has conocido personas cuya principal característica resulta ser un comportamiento impulsivo hacia la adquisición o consumo de ciertos bienes o servicios; en relación a ello y pese a lo que nos expone la teoría económica clásica, la psicología ha demostrado como no todas las decisiones que tomamos con base en nuestras preferencias y motivaciones suponen ser acciones racionales, de hecho muchas de ellas son concebidas como malas decisiones tanto económicas como personales ya que nos generan, bien sea de forma inmediata o a futura, un deterioro en el nivel de vida que llevamos (Thaler, R., & Mullainathan, 2008).

A esta acción los economistas le han concedido el término de “compras compulsivas” y a su vez la disciplina de la psicología la ha concebido como parte de un trastorno de compra compulsiva (CC); al hablar de él nos referimos a “la presencia de preocupación, impulsos y/o comportamientos desadaptativos de compra persistentes que se experimentan como irresistibles e intrusivos y que ocasionan un perjuicio al individuo y/o otras personas de su entorno” (Diez D. et al, 2016); de acuerdo con el autor, estos episodios de impulsividad son realmente frecuentes y se traducen en la adquisición de objetos poco necesarios para la vida y el bienestar del individuo, muchos suelen ir desde el consumo de comida proveniente de la basura hasta la compra incontrolada de boletos de lotería y juegos de azar.

Lo cierto es que al adoptar este comportamiento los consumidores conocen bien las consecuencias de sus actos, debiendo así asumir, a raíz de ello, grandes dificultades financieras o problemas de salud asociados en varias ocasiones con el consumo excesivo de comida rápida. Estos elementos parecen entonces hacer surgir una contradicción que sin duda para todo investigador resulta ser interesante al momento de analizar el tema del autocontrol.

Las compras de impulso por tanto se sustentan en las emociones y no en la razón de quien las ejecuta, sobre ella entonces actúan dos términos que nos ayudarán a entender de qué manera opera dicho comportamiento o trastorno; cuando hablamos del “sesgo presente” (Wohl, S. , 2012) nos estamos refiriendo a la tendencia que existe en ciertos individuos de anclarse a las rutinas presentes sin considerar la posibilidad de cambiarlas de manera regular; a su vez, cuando usamos el concepto “sesgo de inconsistencia temporal” estamos señalando la tendencia a conceder más valor a situaciones presentes (a corto plazo) que a situaciones futuras (a largo plazo).

Aunque puedan parecernos un poco abstractos los conceptos, en realidad suelen ser sumamente sencillos de comprender, nos explican la existencia de personas cuyos comportamientos, al ser impulsivos, plantean el consumo diario y en todo momento de bebidas tales como Coca Cola o decisiones como el tabaquismo, basándose en la satisfacción inmediata de deseos sin considerar los efectos que ambos productos generan en el organismo en el futuro; a su vez hacen de estas acciones rutinas cuyo rompimiento es sumamente difícil.

Por otra parte, la psicología indica que la incidencia emocional no sólo incurre como un motivo que impulsa la acción de comprar sino también como resultado de ella, la ansiedad y la depresión son descritos como estados de ánimo negativos que en la mayoría de los casos desencadenan las compras compulsivas; (Abirrached, 2016) a su vez, luego de ejecutarlas las personas con CC afirman experimentar una reducción en los niveles de ansiedad o estrés dando lugar así a una elevada excitación y otras emociones positivas que tienden a desaparecer tras el acto de comprar y que dan paso a sentimientos de tristeza, culpa o enfado. (Diez D. et al, 2016) Estas ideas nos evidencian que las compras compulsivas entendidas como una práctica irracional, responden a un término psicológico: el autocontrol y a su vez nos señalan como tienden a producir una incidencia directa sobre nuestras decisiones económicas (Thaler, R., & Mullainathan, 2008).

Dentro de la economía conductual el autocontrol es entendido como el nivel en que cada consumidor es capaz de regular sus emociones, deseos e impulsos ante ciertas situaciones que se traducen en tentaciones y que le invitan a realizar una compra inesperada; de este modo, es posible plantearnos como hipótesis la existencia de una relación de causalidad presente entre los niveles bajos de autocontrol y los altos niveles de compras compulsivas. Lo cierto es que los primeros tiende a incentivar a los segundos haciendo posible la aparición del trastorno; en este sentido, alcanzar el autocontrol no sólo te permite no incurrir en compras impulsivas sino que además según algunos autores es importante predictor del éxito académico y profesional futuro  (Moffitt, T., et al., 2011) y (Tangney J. et al., 2004).

A decir verdad, lograr identificar el bajo autocontrol y un alto nivel de impulsividad en relación a la práctica de comprar es realmente sencillo sólo debemos centrar la atención en distintas variables ya mencionadas; en un primer instante el estado de ánimo de la persona seamos nosotros o un familiar antes de ejercer la acción, escuchar frases como “no puedo más” “me siento deprimida(o)” “debo salir” “lo necesito” evidenciar sentimientos de tristeza, soledad, ansiedad, desesperación e incomprensión que luego durante la compra desaparecen (segunda variable) hasta alcanzar el punto en que la euforia es tal, que compramos artículos que no necesitamos, que nunca usaremos o que sabemos que nos hacen daño, son demostraciones perfectas de la existencia del trastorno.

Por último, el estado de la persona al no darse la compra o consumo; por ejemplo, existen individuos que sienten satisfacción al almorzar diariamente en McDonald’s, en realidad no imaginan un día en que sus comidas no comprendan una hamburguesa Big Mac y un vaso grande de Coca Cola, cualquier rompimiento de la rutina genera un fuerte efecto de depresión o ira que no puede ser calmado sino hasta dirigirse al McDonald’s, sentarse y almorzar la misma Big Mac y el vaso de Coca Cola de a diario. Es en este punto donde la satisfacción es alcanzada y donde sin importar lo perjudicial que puede ser un vaso de Coca Cola diariamente (te hace engordar, genera cambios de humor, problemas de disfunción sexual y daños en el hígado) seguimos consumiéndolo.

 

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Fuente: Express UK

Seguir esta rutina no sólo causa un impacto en tu estado físico y mental, sino que también produce un efecto en el contexto económico en el que nos desenvolvemos, el mismo al presentar problemas de autocontrol y de compras impulsivas tienden a no ser estable sino al contrario su nivel de variación es considerable. Cada día, las empresas se enfocan en “persuadir” al público hacia la adquisición de ciertos productos, esto es posible a través de la modificación y perfeccionamiento de sus técnicas orientadas a tentar a sus clientes potenciales. En este sentido, es importante dedicar nuestra atención y tiempo en determinar la relación que en nosotros existe entre el autocontrol y las compras impulsivas, así podremos detener la tendencia evitando así repercusiones negativas tanto en el ámbito de las finanzas como en nuestra salud. A su vez, se torna apremiante la creación de estrategias orientadas a reducir las compras de este tipo y la aparición del trastorno CC ayudando a las personas a enfrentar la tentación o más bien el consumismo actual.

 

REFERENCIAS

Abirrached, M. (2016). Las ofertas, ¿son realmente ofertas? Universidad Iberoamericana de Puebla.

Diez D. et al. (2016). El trastorno de Compra Compulsia. Revista Iberoamericana de Psicosomática, 11-16.

Moffitt, T., et al. (2011). A gradient of childhood self-control predicts health, wealth, and public safety. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, Vol. 108, No. 7: 2693-2698.

Tangney J. et al. (2004). High self-control predicts good adjustment, less pathology, better grades, and interpersonal success. Journal of Personality, 72(2): 271-324.

Thaler, R., & Mullainathan. (2008). Behavioral Economics. The Concise Encyclopedia of Economics, 2nd Edition. The Concise Encyclopedia of Economics, 2nd Edition.

Wohl, S. . (2012). The Economics of Self-Control. Yale Scientific Magazine.

 

Marco CarrascoComentario